Ojalá hubiese podido decirle a mi pequeña Samantha
lo que la espera al otro lado y donde me encuentro ahora, pero deberá
descubrirlo por sí misma cuando su momento llegue. Sé que solo en su transición
podré encontrarme de nuevo ante ella y que ni tan siquiera en ese momento podré
contarle cómo fue para mí.
Sé que cada persona tiene su cielo, por así
llamarlo, y aunque sé que su deseo era igual al mío, con el tiempo estos pueden
cambiar. Que cada experiencia vivida, con cada paso que damos, cada decisión
tomada puede alterar nuestros sueños y anhelos.
Y aunque una parte de mí desee gritarle a ella y a
todos mis seres queridos «¡estoy aquí, venid a mi lado!», sé que deben elegir
su propio camino llegado el momento, al igual que hice yo.
Aquí, en mi cielo, solo tengo conciencia de la vida
que viví en determinados momentos, como estoy haciendo ahora, y es en estos
instantes donde tengo el control para llegar hasta los que dejé atrás, para
velar por ellos y de alguna forma seguir siendo parte de sus vidas. Pero no
siempre es así porque, como decía Freud, cuando el yo en mí toma el mando, mi espíritu, el que desde este lugar entre
los mundo vela por los suyos, se une a él en un segundo plano en el que solo
mis vivencias, las que mi cuerpo terrenal haya tenido hasta ese momento de mi
vida, son las únicas de las que puedo ser consciente y, aunque sé que cada
noche volveré a estar, si lo deseo, con mi Samantha, rezando con ella y dándole
su beso de buenas noches, sé que siempre querré más y que cuando, como ahora,
yo tome el mando, sé que la echaré de menos y que querré abrazarla y
reconfortarla en sus momentos difíciles y hacer por ella todo lo que ya no
puedo… Pero me conformo con verla, ver su vida y la de todos los que dejé allí
cuando mi cuerpo terrenal fue sustituido como portador de mi alma para dejar a esta libre de tomar un camino distinto y decidir a dónde ir…
***
20 de Marzo de 1964 rodeada de
amor…
Miro a mi Robert, aquí, en el silencio de nuestro
dormitorio y aún desorientada por los sueños. Porque sigo viendo a esa mujer
protegiendo a esa muchacha y no logro comprender ese sentimiento de cariño que
ambas me inspiran… No sé quiénes son…
̶ ¿Qué haces despierta?
La somnolienta voz de Robert llega a mis oídos
haciendo aletear mi corazón como solo él lo consigue desde el primer día en que
lo vi.
̶ Me he desvelado.
Sonríe haciendo que mi atención se centre por
completo en sus labios.
̶ ¿Mi pequeña ha despertado a mamá? ̶ murmura en un arrullo acariciando mi
vientre con tacto delicado y una mirada de adoración hacia él que me quita el
aliento…
̶ Quizás sí.
Puede que haya sido ella o quizás ese sueño…
̶ Anna, deberías descansar. ¿Quieres que te prepare
una infusión?
Qué dulce es siempre. Tan atento conmigo, pendiente
de cualquier incomodidad… «¡Ah!» Hablando de incomodidades, mi pequeña está más
que despierta…
̶ ¿Está muy revoltosa?
̶ Eso parece, pero vuelve a dormirte que yo solo
necesito cambiar de postura y…
Ni siquiera me ha dejado terminar cuando ya lo tengo
arrodillado a mi lado y tomando mis manos para que me apoye en él y pueda
colocarme.
̶ Eres un sol.
̶ Soy lo que debo y ahora mismo mis dos mujeres
deben estar cómodas para poder descansar.
Una vez encuentro la postura y me permito respirar
vuelvo a sentir ese pinchazo y gracias a una patada de mi pequeña siento el
vuelco en mi corazón al darme cuenta de lo que pasa y al mirar el rostro
ceniciento de Robert veo la confirmación.
̶ Estás de parto.
̶ Sí.
Salta de la cama y sale corriendo a coger mi abrigo
y la maleta que ya tenemos preparada y un segundo después se está enchufando
los vaqueros encima del pantalón del pijama y sacándose a trompicones la
camiseta para ponerse una camisa a la vez que busca las llaves del coche, que
al parecer por sus maldiciones en voz baja se han vuelto a extraviar.
Minutos más tarde agradezco haberme puesto de parto
en mitad de la noche porque gracias al cielo las carreteras están libres para
que mi loco marido circule a velocidades exageradas pensando que no llegaremos
a tiempo y que tendremos a nuestra hija en el coche.
Llegamos sin problemas al hospital y las enfermeras
dan el aviso rápidamente a mi matrona y me llevan a la sala de partos dejando a
mi Robert con gesto descompuesto deambulando por los pasillos, cigarrillo en
mano y metiendo y sacando la otra del bolsillo para mesarse el pelo de manera
exagerada.
Tras una exploración algo incómoda por parte de la
matrona y unos cuchicheos poco disimulados con sus enfermeras, esta se me
acerca.
̶ Señora Carson, la niña viene en muy mala postura,
habrá que operar. Ya están avisando al cirujano…
Desde la palabra "señora" un escalofrío me ha
recorrido el cuerpo entero… Cirugía… Mi bebé…
Siento por mi rostro las primeras lágrimas y no
puedo evitar llevar las manos a mi vientre con gesto protector al sentir sus
pataditas de protesta ante las palabras de la matrona y mi reacción a ellas.
̶ ¿No puede hacer nada…? ̶ digo entrecortadamente, rogando.
̶ Es la opción más segura. Todo irá bien y yo estaré
con usted.
Asiento y parece que ese gesto basta para que todo
se ponga en marcha. Veo gente entrar y salir y todos hablan pero ninguno
conmigo y mi aprensión crece sin que sea capaz de controlarla.
Al poco ya vuelvo a recorrer los pasillos destino
quirófano con el corazón en un puño e intentando mantener la respiración bajo
control para no alterar más a mi hijita…
***
Recuerdo esto como si fuera ayer… Lo mejor es que
ahora tengo la oportunidad de volver a vivirlo. Desde donde me encuentro, aquí
en este plano de mi subconsciente, tengo el privilegio de observar como una
película todo lo que me perdí aquel día crucial en mi vida. El instante en que
perdí el conocimiento y que al recuperarlo tan desorientada que ni hubiese
recordado que me había puesto de parto de no ser por el dolor que me atravesó
todo el cuerpo como una descarga con su foco en mi abdomen. Una que…
***
̶ ¡¿Mi niña?!
̶ las palabras salen de mis labios con un sonido extraño y
distorsionado, pero ni el dolor ni la pesadez de mis párpados me impedirán
levantarme de este cama y buscar…
̶ Anna... ̶
la voz de Robert llega a mí desde algún punto de la habitación que no consigo
ubicar y no porque no haya mirado en todas direcciones sino por el hecho de que
mi cuerpo se ha negado a moverse.
Varios sonidos me llegan abrumándome al sentirme tan
indefensa, pero en seguida el rostro de Robert aparece ante mis ojos.
̶ Anna, estás bien. No te muevas. Espera que iré a
buscar un médico…
Su voz me suena débil y distante a pesar de tenerle
ante mis ojos. No comprendo…
***
… Sí, también recuerdo ese instante y lo que viene
después. Ese momento por el que elegí recomenzar mi vida a partir de este día
de la misma…
***
Abro los ojos, esta vez con la cabeza más centrada y
sabiendo que mi niña ya no está conmigo.
Al recorrer la habitación con la mirada, todo tan
blanco y austero, pero con cortinas y ventanas en lugar de plásticos y mesas de
metal con utensilios que preferiría no recordar, me doy cuenta de que estoy en
una habitación del hospital. Si estoy aquí significa que ya no corro peligro, pero ¿y mi hija?, ¿corre ella algún…?
̶ Mira, mi pequeña, mamá ya está despierta ̶ la voz hecha susurro de mi Robert llega a mí
con todo lo que sus palabras llevan implícito.
Al girar el rostro para ir a su encuentro le veo
sonriendo. Su dulce mirada de ojos verdes me reconforta, pero no tanto como esa
bebita que está entre sus brazos…
̶ Está dormida
̶ dice ̶ pero lleva esperándote
mucho rato.
Siento una lágrima resbalar por la mejilla y me
incorporo, a pesar de las protestas de mi cuerpo, para poder tomar a mi Maguie,
mi niña, por vez primera.
Él me sonríe en cuanto estiro los brazos anhelando
ese contacto y no me hace esperar. Ese pequeño cuerpecito se desliza junto a mi
cuerpo hasta casar perfectamente con él. En cuanto mis ojos se posan en su
rostro y la veo, me digo a mí misma: «esta es mi hija…».
***
Sí, definitivamente este fue el día más importante
de mi vida. Al fin eres madre. Mi pequeña Maguie, aunque ya no es tan pequeña.
Mi familia ha crecido y quizás dentro de unos años
mi niña Samantha, también tenga el honor de sostener a su bebé como yo hice con
su madre. Puede que solo haya podido tenerlas a ellas en mis brazos, a mi
Maguie y a su hija, la dulce y maravillosa Samantha, pero mi espíritu, yo, desde
este mundo en el que ahora me hallo cuidaré y velaré por ellas y por toda mi
familia. Disfrutaré de lo que tuve gracias a estar aquí y poder revivir mi vida
y seguiré y guiaré los pasos de los que dejé atrás. Mi familia… Yo seré su ángel
de la guarda… pero también seré yo.
Lo más bonito,vida y amor más allá de la existencia carnal. Me a recordado que desde el Cielo ,ella, mi "Mamá Sole" cuida de mi y de los mios y esos momentos mágicos y únicos que fueron la llegada de mis hijos. Tierno,maravillosooo. Gracias Tamara,hermanita :*
ResponderEliminarMe he quedado con un pellizquito en el estómago... El 20 de Marzo nació mi niño mayor... nada!! Que somos brujas!!!
ResponderEliminarEl amor incondicional de una madre es precioso enhorabuena Támara
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, pero no se porqeu me esperaba que el final resultara mucho mas dramtico. Quizas es me vena mas malevola quiere que las cosas terminen mal.
ResponderEliminar<3
ResponderEliminar<3
Eliminar¡Que bonito!
ResponderEliminarMe ha encantado <3
Gracias <3 Me alegra mucho.
EliminarPrecioso.
ResponderEliminarUno de los momentos más bonitos en la vida de una mujet, en mi caso han sido dos.
Muy cierto. <3 Gracias.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy bonito y tierno. Uno de los momentos mas emocionantes para una mujer ser madre, gracias Tamara
ResponderEliminarGracias a ti por dedicarme tu tiempo <3
EliminarSi lugar el amor de una madre es lo más grande. Sin duda tierno, felicidades Tamara. Besos
ResponderEliminarPor cierto Tamara tengo un blog y cuanta con el en lo que te pueda ayudar. Muackkkkssss http://deliacruz469.blogspot.com.es/
ResponderEliminarGracias, Delia, lo tengo en cuenta e iré a visitarlo <3
EliminarUn relato muy bonito, te invito a pasar por mi blog, puede que te interese unirte a la Iniciativa que tenemos en marcha entre varios bloggers.
ResponderEliminarBesos.
http://entrelibrosytintas.blogspot.com.es/2014/11/poco-tiempo-atras-comence-con-esta.html#more
Gracias, lo miro hoy mismo <3
EliminarUn relato muy bonito y muy bien narrado.
ResponderEliminarGracias, por partida doble <3
EliminarQue faltó tan bonito y emocionante... No soy madre aún, pero creo que es la experiencia más bonita de la vida! Que bonito escribes. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarMe ha gustado mucho, soy madre de dos pequeños y es la experiencia mas hermosa que se pueda tener. Un abrazo.
ResponderEliminar*________________*
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato, y tu forma de escribir. A partir de ahora te sigo y estaré mirando el blog. Suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero traer cosas nuevas muy pronto.
EliminarSuper tierno. Manera de escribir sencilla, pero impactando, como debe ser. Enhorabuena!!!!
ResponderEliminarGracias!! Me alegra mucho que pienses así. Pronto vendrá más ;)
EliminarUn relato precioso y tierno, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso
un relato encantador, las madres un ejemplo a seguir. besos
ResponderEliminar¡Bello!!! Me ha encantado. <3
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